Frontal de las cajas del Super Mario Bros., versión original (izquierda) y remaster a color (derecha)

Nota: esta reseña también se aplica a la versión mejorada de 1999 para la Game Boy Color, Super Mario Bros. Deluxe.

Lo primero que nos viene a la cabeza cuando alguien pronuncia la palabra "videojuego" (bueno, al menos en los 80 y 90) seguramente sea cierto fontanero italiano con bigote y vestido con un mono rojo, saltando y aplastando cosas mientras corre a rescatar a su amada princesa (¿es Pauline, Peach o Daisy esta vez, Mario? Tío, estos latinos son unos mujeriegos). Días más felices aquellos, en los que podías ganar millones con una jugabilidad que se podría resumir en una servilleta.

La premisa de este juego de plataformas con desplazamiento lateral es bien simple: llegar al final de cada nivel. Hay ocho mundos, cada uno con cuatro mapas (el último es una "mazmorra" donde te enfrentarás al jefe final, Bowser). Algunos transcurren de día, otros de noche, algunos bajo el agua, otros bajo tierra, pero todos son tirando a pequeños. Tu personaje puede correr y saltar con agilidad envidiable. Un potenciador con forma de seta aumentará su tamaño y le permitirá resistir un ataque más antes de morir. Una flor le otorgará la habilidad de lanzar bolas de fuego para matar enemigos, que de otro modo podrías derrotar aterrizando en sus cabezas (no los que tienen pinchos, ojo). Hay una cuenta atrás, ¡así que mejor date prisa!

Pasarás la mayor parte del juego intentando no caerte en uno de los muchos abismos. Los enemigos no serán tan inteligentes.

Conseguir terminar los niveles no es tan sencillo como suena, porque están repletos de plataformas que requieren saltos milimétricos, y abismos que te llevan a la muerte. Los enemigos también parece que se oponen a ello, y están colocados cuidadosamente para tocarte las pelotas. Hay otras mecánicas de juego peculiares, como plataformas que funcionan como los platillos de una balanza (una baja y la otra sube), o los laberintos de las mazmorras, donde tienes que elegir el camino correcto. Es ensayo y error.

Hay algunos niveles subacuáticos en Super Mario Bros., en los que tu mobilidad se verá muy reducida.

Y ese es el principal problema que le veo al juego: el concepto es que debes morir muchas veces hasta hacer las cosas bien. La memorización es esencial, ya que los enemigos y los obstáculos siempre están en los mismos lugares. Un recorrido exitoso se asemeja a practicar y luego ejecutar una canción al piano. Y desde luego necesitarás mucha habilidad "digital" (en los dedos, entiéndase) para compensar el problemático control del personaje, siendo el factor más irritante su inercia. He jugado a esto muchos años, y todavía no lo hago del todo bien.

En la mayor parte de niveles, alcanzar el mástil de bandera final es el único objetivo. Cuanto más alto saltes, mayor será tu bonificación de puntos.

No quiero hablar mal de este clásico, pero el sistema de control de Mario, sumado a las físicas, la cámara (no puedes volver sobre tus pasos si te dejas algo), la colocación de los enemigos, tienen por resultado una experiencia de juego que a menudo es frustrante. Supongo que los niños de aquella estaban hechos de otra pasta. A fin de cuentas, te lo terminarías en media hora de no ser así. Pero tras morir una y otra vez en el mismo tramo, centrado en aprender la secuencia de movimientos correcta y agotando mi paciencia, no puedo si no preguntarme: ¿se supone que debería sentirme así?. Y este es el problema con los juegos antiguos, ya sabes. Como eran tan cortos, debían compensarlo aumentando la dificultad, de forma que te llevara semanas dominarlos.

El último nivel de cada mundo termina con una pelea contra Bowser. Debes esquivar sus ataques y matarlo con bolas de fuego, o bien cortar el puente bajo sus pies.

No hay sabiduría que obtener, no hay una misión vital en esto, sólo se trata de perder vidas y reintentar hasta que te salga el "GAME OVER". Si quieres puedes buscar todos los secretos o mejorar tus marcas, pero eso es todo. Tampoco es que pueda quejarme siendo un juego tan antiguo. Pero no hay libertad, sólo una única forma correcta de jugarlo. Y aunque internet esté lleno de fieras que lo disfrutan y que hacen auténticas proezas, ya sea en los mapas originales o en otros nuevos hechos por la comunidad, yo buscaba algo más que memoria muscular.

Respecto al apartado técnico, los gráficos son buenos para 1985: el juego es colorido y la tasa de refresco es suave. La música... Bueno, la estás tarareando ahora mismo, así que, ¿qué puedo decir?

En 1999, se lanzó una edición mejorada para la GBC. Aparte del juego original (básicamente intacto), añadió un modo multijugador, nuevos desafíos, contenido desbloqueable (incluyendo el verdadero Super Mario Bros. 2, conocido fuera de Japón como The Lost Levels; y una galería de imágenes), minijuegos... Puedes sumarle medio punto a la nota final si vas a jugar esta versión.

El remaster para Game Boy Color añadió algunos extras, sin mencionar, claro está, mejores gráficos.

En conclusión, diré que revisitar este juego me ha demostrado que de niño tenía más paciencia, y mucho más tiempo libre. Lo cual me pone triste.

Jugar

Lo han relanzado e incluido en recopilaciones tantas veces que he perdido la cuenta (como el pack Super Mario All-Stars para la SNES). Búscalo en tu tienda Nintendo favorita.

Puntuación:

7